Etérea
La poesía escondida en el monasterio renacentista de Rioseco.
La idea de este reportaje de novia surgió de mi amor por la arquitectura.
Quise llevar a este bello lugar a una mujer que apuesta por la sobriedad y una elegancia discreta. Mostrar la belleza en lo perfectamente imperfecto, de una novia que sale de un estilo clásico para forjar su propia idea del romanticismo.
Fue Alicia quien supo plasmar a esa mujer de emociones contenidas y delicada. Las manos de Andrea Basaíl diseñaron la diadema de porcelana dorada que lucía sobre su cabeza. Llevaba en sus manos un precioso ramo salvaje obra de Macarena, quien lo confeccionó con mucho mimo en su floristería Palmero.
Gracias a estas mujeres que ponen todo su corazón en el trabajo por colaborar en un reportaje tan especial e íntimo. Gracias también a Juanmi, párroco de Rioseco por permitirnos acceder a este mágico lugar. Y por supuesto a David y Blas, por el aguante, el apoyo y la paciencia.
