22 de Junio de 2019. Boda en el Monasterio del Espino, Santa Gadea del Cid, Burgos.
Conocí a Eva en persona el último día que viví en Madrid. Terminé de recoger las cuatro cosas que me quedaban y me dirigí a nuestro encuentro. Estaba nerviosa e ilusionada. Cuando llegué a la cafetería y la vi allí con esa cara de alegría, contándome cada detalle de lo que tenía planeado, el tiempo que había dedicado y las ganas de tener a todos los suyos cerca, supe que sería una boda espectacular. Eva es sensible y delicada. Muy organizada. De ideas claras. Cariñosa y tímida a la vez de espontánea. Hablamos de México, de Madrid, de lo mucho que le gusta Burgos y por supuesto, de Ricardo. Nos conocimos el mismo día de la boda pero fueron suficientes unas pocas palabras para darme cuenta de que son tal para cual. El uno para el otro.
El lugar elegido fue el Monasterio del Espino. Donde nos trataron con mimo y se encargaron de que todo fuera perfecto. Eva eligió la decoración para el lugar del banquete con inspiración Mexicana. Calaveras, velas, flores y por supuesto, tequila. Nada recargado, sencillo pero precioso.
Cuando entré en su habitación estaba hecha un manojito de nervios. Trataba de que no se notara pero el día de tu boda no está para guardarse sentimientos. La copita de champán y una charla relajada solucionó el momento. Ricardo corría de un lado para otro controlando que todo estuviera bien. Quizá un poco más tranquilo que Eva, decidió vestirse con todos los hombres importantes que le rodean. Todo un acierto. Ambiente divertido y relajado entre copa y copa de champán (que no falte).
El momento de entrar en la iglesia ya fue otra cosa. Eva rompió a llorar al verse a punto de entrar. Menos mal que papá siempre está ahí para cogernos de la mano. Qué emotivo fue. El grupo El Duende puso la guinda del pastel. Pelillos de punta con su voz durante toda la ceremonia. “Sí quiero” y un abrazo. Después vino el arroz y otros cientos de abrazos más. No íbamos a dedicarle tiempo a las fotos de pareja. Querían pasar rápido al cóctel y disfrutar con los suyos. Dicho y hecho. Cuatro fotos y a gozar. De nuevo El Duende amenizó el cóctel haciendo bailar a todo el mundo. Copitas, risas, manteo al novio… ya sabéis lo que me gusta pillar momentos.
Hasta el banquete me dio fotos que me encantan. Apareció el mariachi Real de Jalisco, que no podía faltar, y junto a la voz del tío de Eva nos dieron la noche. Era mejor cantar que comer. Y hacer una conga. No pararon quietos, lo prometo. Así que cuando pasaron al baile estaban todos animados. Se notó. Una de las mejores fiestas de boda que he vivido. Duró horas y horas. Con fuegos artificiales, confetti y muy buena música a cargo de 2gether events.
Voy a recordar a Eva y Ricardo con mucho cariño toda la vida porque son exactamente lo que busco en las parejas. Naturalidad, complicidad, amor por los detalles y mucho mucho cariño. Es de esas bodas que te dejan un sabor de boca muy dulce. Invitados dispuestos a darlo todo y divertirse. Amigables, cercanos.
Venga amigos, ¿se puede pedir más?.
Maquillaje: Mónica García
Peluquería: Laura Bergado
Vestido: Pronovias
Zapatos: Schutz
Ramo: Margarita me llaman
Traje y complementos: Luxury Purple Club
Flamenco: Grupo el Duende
Mariachi: Real de Jalisco
DJ: 2gether Events
Celebración: Monasterio del Espino